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curso construimos matemáticas, Didáctica, Educación primaria, Entre 6 y 9 años, Entre 9 y 12 años Deja un comentario

Tres errores comunes en la enseñanza de matemáticas en Primaria (y cómo empezar a evitarlos sin agobiarse)

¿Por qué revisar cómo enseñamos matemáticas en Primaria?

Enseñar matemáticas no es lo mismo que transmitirlas como si fueran una receta. Hay clases donde las niñas y niños hacen preguntas, prueban estrategias, se equivocan sin miedo. Y hay otras donde todo gira en torno al resultado: si es correcto, si lo hiciste como lo marca el libro, si tachaste o no el número bien.

Lo curioso es que muchas veces esas diferencias no vienen del contenido ni del método, sino de cómo miramos lo que ocurre en el aula.

De qué valoramos, qué preguntamos y qué silencios dejamos pasar.

Y no siempre depende del método ni de la metodología. Muchas veces tiene que ver con la mirada, con la intención, con las preguntas que nos hacemos como docentes.

Un día, en una tutoría, una madre me preguntó por qué su hijo seguía contando con los dedos. Estaba en tercero de Primaria. Ella lo decía con preocupación, como si fuera algo que había que corregir cuanto antes.

Contar con los dedos no es el problema. Lo preocupante es dejar de hacerlo sin haber entendido qué está pasando en su cabeza.

Esa escena me vino a la mente al escribir este artículo, porque en Primaria hay muchas expectativas —de las familias, del centro, del currículo, de nosotras mismas— que empujan hacia una enseñanza de las matemáticas rápida, visible, cuantificable.

Y sin embargo, es precisamente ahí donde se construyen (o se tambalean) muchas de las ideas fundamentales que luego harán falta en Secundaria y más allá.

Pero no siempre se enseña lo que más importa.

Y no por falta de esfuerzo, sino porque muchas veces se arrastran inercias, se sigue el libro, se prioriza la respuesta correcta sobre la comprensión.

En este artículo te mostraré tres errores comunes en la enseñanza de matemáticas en Primaria. Errores muy frecuentes, muy comprensibles y, en muchos casos, muy fáciles de revisar si se saben detectar.

No hace falta cambiar de método ni reinventarlo todo. A veces basta con mirar desde otro ángulo.

Error 1: Adelantar algoritmos sin sentido

Uno de los momentos más delicados en la enseñanza de matemáticas en Primaria es cuando se introduce la resta llevando o la división entre números de dos o más cifras.

Muchas veces se hace cuando las niñas y niños aún no tienen una comprensión sólida del valor posicional.

¿Por qué es un error?

Porque aplicar un algoritmo de forma mecánica, sin entender por qué funciona, no genera aprendizaje. Solo refuerza la idea de que las matemáticas son una serie de pasos misteriosos que hay que repetir bien.

Una consecuencia directa de este error es que si luego se equivocan, no saben por qué. No pueden autoevaluarse. No tienen herramientas para comprobar si el resultado tiene sentido.

Además, muchas veces el algoritmo eclipsa todo lo demás: desaparece el sentido de cantidad, se dejan de usar materiales, se responde sin pensar.

¿Qué podemos hacer en su lugar?

  • Asegurarnos de que comprenden bien el sistema decimal antes de introducir algoritmos.
  • Usar materiales manipulativos: regletas, policubos, base 10, ábacos...
  • Proponer situaciones de cálculo informal antes que técnicas formales.ent
  • Preguntar "¿cómo lo has pensado?" más que "¿cuánto da?"

Ejemplo de aula: 

En vez de enseñar directamente el algoritmo de la resta con llevadas. Proponer situaciones cotidianas (por ejemplo, de compras) y darles materiales que representen decenas y unidades. 

Puedes proponer problemas del tipo: "tenías 34 cromos y regalaste 19. ¿Cuántos te quedan? ¿Cómo lo resolverías?"

A partir de ahí, observa cómo lo hacen: ¿quitan primero las unidades?, ¿descomponen?, ¿lo hacen mentalmente? Y en función de eso, acompaña con preguntas, materiales o representaciones gráficas.

Para que los algoritmos tengan sentido, es fundamental que partan de un conocimiento profundo del número. 

Si una niña o niño sabe que 27 está formado por dos decenas y siete unidades, y que 42 tiene cuatro decenas y dos unidades, podrá encontrar muchas maneras de pensar una resta antes de memorizar una técnica.

El trabajo previo con agrupaciones, descomposición de números, series ascendentes y descendentes, y uso habitual de material manipulativo, permite que cuando lleguen al algoritmo, no lo vean como un conjunto de pasos sin sentido, sino como una forma más (entre otras) de resolver una situación.

Error 2: Convertir las matemáticas en una carrera de cálculo

Las hojas de cálculo mental a contrarreloj, las apps con niveles y estrellas, los concursos de rapidez... están por todas partes. 

Y aunque puedan parecer motivadores, tienen un efecto secundario poco visible: alimentan la idea de que ser bueno en matemáticas significa ser rápido. Que quien tarda en responder no entiende. Que pensar con calma es perder.

Esa confusión entre velocidad y competencia es peligrosa. 

Porque las matemáticas no son una carrera. Son una forma de pensar, de organizar ideas, de explorar relaciones. Y eso no siempre ocurre en décimas de segundo.

En realidad, pensar con tiempo permite afinar más, revisar, conectar. Y lo que buscamos en el aula no es que digan la respuesta correcta cuanto antes, sino que sean capaces de explicar cómo llegaron a ella, de comparar caminos, de discutir ideas.

¿Por qué es un error?

Porque no todas las niñas y niños piensan al mismo ritmo. Premiar la rapidez desmotiva a quienes necesitan más tiempo, y genera ansiedad incluso en quienes podrían disfrutar del razonamiento si no sintieran presión.

Además, la velocidad no siempre va de la mano de la comprensión. De hecho, muchas veces la atropella.

Y no solo eso: quienes no son "rápidos" se van quedando al margen. Dejan de levantar la mano. Dejan de intentarlo. Se convencen de que no valen para las mates.

¿Qué podemos hacer en su lugar?

  • Priorizar estrategias antes que resultados: "¿cómo lo has hecho?"
  • Ofrecer tiempo suficiente para pensar y verbalizar.
  • Valorar diferentes caminos hacia una misma solución.
  • Utilizar juegos cooperativos, no competitivos.
  • Proponer desafíos que premien la creatividad, no solo la exactitud.

Ejemplo de aula:

En lugar de una ficha con 30 sumas para hacer en 2 minutos, plantear tres cálculos interesantes y pedir distintas formas de resolverlos. Por ejemplo: "15 + 19", "37 + 28", "99 + 12". 

Y luego comentar qué estrategias han usado: redondear, descomponer, usar dobles...

También se puede proponer una pregunta como: "¿cuántas formas diferentes se te ocurren para sumar 60?" Y dejar que surjan ideas, algunas inesperadas.

Error 3: No trabajar el razonamiento matemático desde el principio

Hay una idea muy instalada en la enseñanza de matemáticas en Primaria: primero se aprende a resolver operaciones y, cuando ya se dominan, entonces se pasa a los problemas. 
Como si razonar fuera un paso añadido, algo que solo se puede hacer cuando las técnicas ya están automatizadas.

Pero razonar no es un extra, ni un paso posterior. Es el núcleo mismo del pensamiento matemático. Es lo que permite entender por qué hacemos lo que hacemos, comparar estrategias, detectar errores y buscar otras formas de llegar al resultado.

Cuando dejamos el razonamiento para más adelante, lo convertimos en algo accesorio, y perdemos oportunidades clave para que niñas y niños construyan sentido desde el principio. Pensar en matemáticas no es aplicar reglas, sino explorar, justificar, conectar.

Incluir el razonamiento desde el inicio no significa complicar las cosas, sino dar espacio a que expliquen sus ideas, representen lo que entienden, se escuchen entre ellas. 

Y eso se puede hacer incluso antes de dominar una técnica. 

De hecho, a menudo es esa reflexión la que les ayuda a comprenderla mejor.

¿Por qué es un error?

Porque el sentido numérico y el razonamiento matemático deberían estar desde el principio. Resolver problemas no es aplicar operaciones que ya sabes, sino construir sentido sobre una situación.

Además, si solo se ejercita el cálculo sin contexto, se pierde la conexión con el mundo real. Las matemáticas se vuelven abstractas antes de tiempo, y muchas niñas y niños desconectan.

¿Qué podemos hacer en su lugar?

  • Proponer situaciones cercanas y abiertas, que inviten a pensar.
  • Usar preguntas que no tengan una única respuesta correcta.
  • Trabajar la comunicación matemática: explicar, escuchar, representar.
  • Integrar el razonamiento en las actividades cotidianas, no solo en los "problemas".
  • Hacer visibles las estrategias: en la pizarra, en el cuaderno, en las conversaciones.

Ejemplo de aula: 

Plantear una situación como esta: "Tenemos 100 pegatinas para repartir entre los equipos de clase. ¿Cómo lo podríamos hacer? ¿Cuántas tocarían? ¿Y si añadimos otro equipo?". Las respuestas pueden variar, pero lo importante es cómo lo piensan, qué estrategias usan, qué relaciones construyen.

Otra posibilidad: mostrar una imagen con varios objetos desordenados y preguntar "¿cuántos hay? ¿cómo lo sabes sin contarlos uno a uno?". Aquí aparecen agrupaciones, estimaciones, estrategias visuales... y mucho razonamiento.

Otra forma de empezar es con una historia. 

Por ejemplo: “Una niña encontró en la playa 18 conchas, pero quiere tener 30. ¿Cuántas le faltan?” A veces la operación viene sola. 

Otras veces aparece de otra forma: dibujan, cuentan, comparan. Lo importante es que se sienten capaces de pensar. No de aplicar una fórmula, sino de construir su camino.

Preguntas frecuentes sobre qué deben aprender en la etapa de Primaria

¿Qué significa enseñar matemáticas con sentido en Primaria?
Significa priorizar la comprensión sobre la memorización. Favorecer el razonamiento, las conexiones y la comunicación matemática desde el primer momento.

¿Hay que dejar de enseñar algoritmos tradicionales?
No necesariamente. Pero sí hay que esperar el momento adecuado y acompañarlos de comprensión, no usarlos como un atajo para obtener resultados sin pensar.

¿Y si en mi colegio se exige velocidad en cálculo?
Puedes incluir actividades de cálculo mental, pero sin presionar por la rapidez. Trabaja estrategias, juegos y propuestas variadas que permitan pensar sin ansiedad.

¿Qué hacer si ya he cometido estos errores?
Lo importante es haberlos detectado. A partir de ahí, se pueden introducir, de forma paulatina, cambios pequeños y significativos.

¿Cómo explicar esto a las familias?
Mostrando evidencias del aprendizaje. Compartiendo ejemplos, fotos, explicaciones. Haciendo visible que las niñas y niños piensan, aunque no lo hagan "rápido" o "como se ha hecho siempre".

Cómo aplicar estos cambios en el aula de Primaria

Si después de leer todo esto estás pensando que hay mucho por cambiar, te entiendo. Pero no hace falta hacerlo todo a la vez. Aquí van tres ideas por las que podrías empezar:

  • Observa cómo resuelven, no solo si resuelven. Pregunta más "¿cómo lo pensaste?"
  • Cambia una ficha por una conversación matemática: una pregunta abierta, una imagen, una situación cotidiana.
  • Elige un contenido y pregúntate: ¿cómo puedo introducirlo con sentido?

A veces, un pequeño cambio de enfoque basta para que empiecen a pasar cosas distintas en clase.

Conclusión: repensar cómo enseñamos matemáticas en Primaria

Los errores de los que hemos hablado no son fallos personales. Son reflejo de un sistema que muchas veces prioriza lo inmediato sobre lo profundo.

Pero podemos cambiar cosas. No todas. No de golpe. Pero sí las suficientes como para que las matemáticas empiecen a tener más sentido, más espacio, más disfrute.

Porque enseñar matemáticas en Primaria no es solo preparar para lo que viene. Es ofrecer herramientas para pensar, para comunicar, para mirar el mundo con curiosidad.

Y eso, cuando pasa, se nota. Mucho.


Cómo trabajar el razonamiento matemático

Si este artículo te ha hecho cuestionarte algunas prácticas habituales en la enseñanza de matemáticas, he preparado algo que puede ayudarte a seguir afinando la mirada: las 7 claves para revisar cómo trabajar el razonamiento matemático. Un PDF con ejemplos concretos y prácticos para Infantil, Primaria y Secundaria.

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