Sobre mí
En la vida hay pocas líneas rectas.
Son tan escasas que a veces crees que no existen.
Porque ante nuestros ojos solo aparecen curvas, muchas curvas.
De esas tan cerradas que no sabes si al pasarlas encontrarás, por fin, alguna recta que no requiera tanta energía.
Así que si en algún momento sientes que has intentado muchas cosas con tus hijos o tus alumnos pero no acabas de encontrar el camino, no te desanimes.
Si estás estudiando y solo ves precipicios a los lados de tu carretera, mira hacia delante.
Porque amiga o amigo, cuando acompañamos a los niños y las niñas en el proceso de aprender y crecer, nos tenemos que agarrar porque vienen curvas.
Eso sí, la aventura compensa y con creces.
Te lo dice alguien que ha conducido girando el volante constantemente.
Sobre mí
En la vida hay pocas líneas rectas.
Son tan escasas que a veces crees que no existen.
Porque ante nuestros ojos solo aparecen curvas, muchas curvas.
De esas tan cerradas que no sabes si al pasarlas encontrarás, por fin, alguna recta que no requiera tanta energía.
Así que si en algún momento sientes que has intentado muchas cosas con tus hijos o tus alumnos pero no acabas de encontrar el camino, no te desanimes.
Si estás estudiando y solo ves precipicios a los lados de tu carretera, mira hacia delante.
Porque amiga o amigo, cuando acompañamos a los niños y las niñas en el proceso de aprender y crecer, nos tenemos que agarrar porque vienen curvas.
Eso sí, la aventura compensa y con creces.
Te lo dice alguien que ha conducido girando el volante constantemente.
Todo empezó a mis 17 años.
El momento de elegir carrera me pareció una broma de mal gusto.
¿Se supone que ahora tengo que decidir qué quiero el resto de mi vida? ¿Qué criterio sigo?
Diré en mi defensa que no conté con mucha ayuda para tomar la decisión y que, aunque había montado un chiringuito en el comedor de mis padres dando clases de matemáticas (en serio, tenía más de 30 alumnos distribuidos en grupos), no se me ocurrió ser profesora.
En fin.
Mi criterio fue tan simple que ahora lo miro y me da vergüenza.
- ¿Qué asignatura de COU te gusta más?
- Biología.
- Pero ¿sabes qué se estudia en esa carrera?
- No :-(.
¿Y de qué trabaja una bióloga?
- No.
- Pues, hala hija, ya tienes tu primera opción para el dichoso papelito.
- ¿Cuál es tu segunda asignatura favorita?
- Filología.
- ¿Y la tercera?
- Matemáticas.
Entonces ya está hecho Malena: serás bióloga, filóloga o matemática.
Un año, uno, duré en Biología.
Al menos me sirvió para darme cuenta de que había una asignatura que me gustaba (y la única que terminé): matemáticas.
El curso siguiente, ya sin beca y sin convencimiento de hacer gastar dinero a mis padres en una matrícula, fui de oyente a Matemáticas.
Aguanté dos meses. ¡Por dios! No me enteraba de nada. Desde aquí un abrazo fuerte si alguna vez (o todas) sentiste que las matemáticas eran imposibles.
Como tengo algunos años y mi camino ha sido sinuoso, voy a dar un acelerón y te daré solo los titulares:
Abrí una academia de clases extraescolares con tres amigos más cuando tenía 22 años y ningún estudio universitario.
Con 25 años me matriculé oficialmente en la carrera de Matemáticas y lo compaginé, ahora sí que era capaz de seguir las clases, durante dos años con mi trabajo en la academia.
A los 28 años tuve a mi primer hijo y decidí aparcar mis estudios unos meses y cerré la academia.
Los meses de parón rápidamente se convirtieron en años, vino mi segunda hija y el sueño de ser profesora de matemáticas se esfumó de mi vida.
Una llamada de una antigua compañera de universidad despertó mis ganas de volver a estudiar y con 33 años y dos peques de 3 y 5, volví a estudiar Matemáticas.
Acabé la carrera y conseguí mi propósito: ser profesora de matemáticas en Secundaria, pero entonces lo dejé porque decidí desescolarizar a mis hijos y educarlos en casa. Otra curva más.
En 2011 abrí un blog para compartir los recursos que utilizaba con mis hijos para que aprendieran matemáticas.
En pocos meses, empecé a recibir decenas de solicitudes para impartir formación sobre matemáticas manipulativas a familias y docentes y acepté el reto.
Y aquí me tienes.
Aprendiendo Matemáticas pasó de ser un blog personal a convertirse en un proyecto donde trabajamos varias personas con una misión: mejorar la educación matemática a través de la formación online y presencial.
Llevo más de una década en este camino donde día a día disfruto transmitiendo a las familias y los docentes todo el aprendizaje sobre matemáticas manipulativas y lúdicas que he aprendido con mis hijos y en mis clases.
He compartido viaje con personas maravillosas que me han ayudado a ver y entender las matemáticas de otra manera.
Quiero destacar a dos.
Anton Aubanell que fue mi profesor de didáctica de la universidad y la primera persona que me enseñó la gran utilidad de los materiales y los juegos para aprender matemáticas.
Maria Antònia Canals, maestra de maestras y amiga que me contagió su pasión por la infancia y las matemáticas. Ella ha sido mi principal faro y a ella le debo este proyecto.
Aprendiendo Matemáticas pasó de ser un blog personal a convertirse en un proyecto donde trabajamos varias personas con una misión: mejorar la educación matemática a través de la formación online y presencial.
Llevo más de una década en este camino donde día a día disfruto transmitiendo a las familias y los docentes todo el aprendizaje sobre matemáticas manipulativas y lúdicas que he aprendido con mis hijos y en mis clases.
He compartido viaje con personas maravillosas que me han ayudado a ver y entender las matemáticas de otra manera.
Quiero destacar a dos.
Anton Aubanell que fue mi profesor de didáctica de la universidad y la primera persona que me enseñó la gran utilidad de los materiales y los juegos para aprender matemáticas.
Maria Antònia Canals, maestra de maestras y amiga que me contagió su pasión por la infancia y las matemáticas. Ella ha sido mi principal faro y a ella le debo este proyecto.
¿Qué más te puedo contar?
- Nací en Madrid, mis padres se mudaron a Barcelona cuando yo tenía tres meses y vivo en Valencia desde hace más de una década.
- En el colegio siempre me regañaban por hablar y ahora me gano la vida hablando. Da qué pensar ¿verdad?
- Desde que me independicé de mis padres he vivido en 12 casas distintas, en 9 municipios diferentes y en dos comunidades.
- Me encanta viajar a mi aire y he utilizado todas las modalidades para hacerlo: tienda de campaña, caravana, autocaravana y furgoneta. Sin duda, me quedo con la última.
- Soy PAS (Persona Altamente Sensible). ¿Una etiqueta más? Sí, pero ayuda a entender muchas cosas.
- Como soy poco disciplinada, he tenido que desarrollar una gran capacidad para organizarme. Soy una friki de la planificación.
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Matemáticas que se entienden y se disfrutan
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